Roland Sands nos presenta hoy su último
trabajo, la BMW R Nine T Classic Bobber y como siempre aquí estamos para
contarte todo lo que quieres saber sobre ella.
Los diseños de RSD suelen ser atrevidos y
en esta ocasión no iba a ser diferente. Como base de inspiración se tomaron las
líneas de la BMW R5 de 1937, una motocicleta clásica que bien encajaría hoy en
la denominación Bobber actual y que si no conoces te invito a buscar en
internet. Pensemos que en aquella época el concepto como tal no existía, ni
tampoco la necesidad de etiquetarlo todo.
"Las líneas de la 1973 R5 son muy
limpias y esto iba a ser difícil de reproducir en una motocicleta actual. Por
suerte la R9T es una moto sencilla para este tipo de trabajos"
Aun siendo un modelo actual la BMW R Nine
T puede mejorarse y Roland sabe algo sobre estos temas. La horquilla se ha
reconstruido utilizando componentes de GP Suspensions y ahora, además de
mejorar sus funcionamiento y gracias a las nuevas barras de suspensión es
totalmente negra. El amortiguador trasero se ha sustituido por un Öhlins TTX.
Este ha sido pintado en negro por RSD para mantener la estética del conjunto.
Lo mismo le ha sucedido a los controles originales, los cuales fueron pintados
con pintura electrostática para mantener el negro como base de la moto.
Uno de los componentes estrella en las
trasformaciones de RSD son las llanas y en esta ocasión no podía ser para
menos. La delantera ha crecido hasta las 19", mientras que la trasera
mantiene su medida original de 17". Las pinza delanteras son ahora unas
Brembo monoblock de anclaje radial y la bomba proviene del catalogo de RSD.
"La moto se maneja incluso mejor que
el modelo original a pesar de montar una rueda generosamente mayor"
Pero los cambios no iban a ser solo en la
parte ciclo. Unos nuevos colectores de escape 2-1-2 de acero inoxidable
con silenciosos Track junto a nuevas trompetas de admisión, todo ello firmado por RSD, mejoran la respuesta del motor. Las nuevas tapas de motor
personalizan el trabajo sobre el motor.
Para la carrocería se ha contado con Sosa
Metalworks, especializados en este tipo de trabajos. La idea era buscar
protagonismo en los guardabarros, dotándolos con su propia estructura exterior
a modo de soporte pero sin que esta interfiriera en su estética de un modo
negativo. El resultado es sobresaliente. El primer modelo del depósito era
demasiado largo y se alejaba de las líneas originales de la R5, pero tras unas
cuantas modificaciones se consiguió conservar la línea y hacer que todo
encajase. Además se añadió un "ojo de buey" para poder controlar el
nivel de gasolina.
"Después de 10 años fabricando en
casa no fue fácil delegar en alguien para el trabajo. Yo estoy acostumbrado a
tener las manos sobre la moto, pero confiaba plenamente en Cristian para este
trabajo"
Aun buscando un diseño cercano a las motos
de época Roland Sands no puede olvidar el niño piloto que lleva dentro y en
cada trasformación trata de plasmar esa pasión por llevar la rodilla al suelo
en cada curva. Con este trabajo ha conseguido fusionar a la perfección esos dos
mundos y crear una moto única, rápida y elegante a partes iguales.
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