Customizar un vespino en manos de esta gente parece sencillo. Todo un ejercicio de estilo.
Esta cultura un tanto urbana de modificar ciclomotores de los años 70 tiene muchos seguidores en EE.UU y cada vez más en el resto del mundo.
Se puede jugar con la sencillez, la nostalgia de tiempos pasados o incluso convertirlas en maquinas de competición. Todo depende de se pretenda conseguir. En cualquier caso es una formula más económica y muy vistosa de personalizar tu moto.
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