Lo primero fue
desmontar la moto para poder eliminar por completo la pintura de mala
calidad con la que la habían pintado. La moto se había ido montando con tuercas
y tornillos de todos los estilos y medidas posibles y el motor requería una
puesta a punto completa. Los chicos de Lolana Motos decidieron hacer una Cafe
Racer y se plantearon el reto de diseñar y construir ellos mismos el frontal
delantero. El subchasis se recorto y se coloco un foco doble para la luz de
freno trasera. Para el manillar optaron por un manillar plano que deja una
postura de conducción algo radical pero con mucha palanca de acción para un
buen manejo.
Tras un buen
trabajo de montaje prestando atención a todos los detalles y una pintura nueva
que incluye el chasis, partes del motor, llantas y carrocería la Honda CX 500
puede volver a rodar por la carretera con el elegante estilo que nunca debió
perder.
Agradecemos a Juan Jaramillo la cesión de las fotografías.
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